domingo, 27 de abril de 2014

El sentido de la vida

¿Cuál es el sentido de la vida? ¡Vivirla! ¿Cuál otro podría ser?



La vida es hoy. Es cada momento. No eso que va a pasar en el futuro, lo que tengas en tus planes. Tampoco es lo que ya pasó.

Lo que hagas hoy, eso es la vida. Cada día es la vida.

Vos elegís cada día si lo querés pasar al aire libre o viendo tele.
Si querés pasarlo en un trabajo que odiás o haciendo algo que te apasiona.
Vos elegís si lo querés pasar enojado o sonriendo.

No te engañes, ese momento tan esperado podría nunca llegar, o durar solo un instante. No pongas tu felicidad o esperanzas en "mañana".

La vida es hoy.


sábado, 14 de septiembre de 2013

Todo lo que usted diga será sacado de contexto y usado en su contra

Hace poco estuve charlando con un amigo psicólogo del tema de las discusiones. Pero más que nada, las discusiones en las parejas.

La idea de la conversación era que muchas veces, en una discusión, cuando se discute, no se discute por la verdadera razón que se argumenta durante la discusión (dije muchas veces discusión, no?) si no por otras razones ocultas.
Si se expresara la verdadera razón de lo que está pasando, probablemente no habría nada que discutir, o por lo menos, no habría tanto sobre qué hacerlo.

El problema es que si se encara una situación apoyándose en argumentos en los que uno busca tener la razón y en los que se siente seguro y no en el único argumento o aspecto que le molesta, entristece, hace doler o lo que sea, no necesitaría entrar en una confrontación de razones, un tire y afloje. Su queja sí tendría sentido. Puede que haya otros casos donde alguno de los dos esté buscando un roce, pero en realidad lo que busca es testear la solidez de la pareja. Pero ese es otro tema.
¿Qué se le podría decir a una pareja que te dice “esto me duele”? Contra eso no se puede discutir ni pelear.
Puede ser que lo que le genera el dolor a una de las partes sea algo que forma parte de la vida del otro y pretender un cambio en ese aspecto sea mucho pedir. Pero no es algo que se pueda discutir.
Quizá puede generar enojo, por impotencia por ejemplo, pero no mucho más que eso. Discutir propiamente dicho sobre un sentimiento, no tiene sentido. Si alguien te dice que le duele la cabeza, no podés estar en desacuerdo. Aunque es importante destacar que el tono en que se diga juega un papel clave, porque podría pasar de ser una confesión a ser una acusación.

Si en cambio, se plantea una serie de argumentos y se intenta convencer a la otra parte de que esos argumentos son válidos, es mucho más probable que se entre en una discusión. Lo peor de todo, es que son muy bajas las chances de que alguien salga ganando. Si alguno de los dos es muy buen desarticulador de los fundamentos del otro, probablemente “gane” la discusión, pero verdaderamente pierden los dos. La razón de esto es que el dicho ganador no llega realmente a permitir que su pareja conozca las razones de su malestar ni se permite conocer las del otro, además no soluciona el verdadero problema y para colmo, deja a su pareja en una situación de disconformidad que pronto saldrá a flote otra vez.
Discutir no es tan malo, puede ser que a veces una sana discusión sea necesaria, lo malo es discutir por los argumentos expuestos y no por las razones que realmente están afectando a alguno o a los dos inclusive. Porque no solo se desgasta la pareja, si no que además no se soluciona el problema.

Otra cosa interesante de la que hablábamos es de cuando en el medio de la discusión, en el momento en que el rumbo ya está perdido y hasta se podría haber llegado a una situación donde se digan cosas con intenciones de lastimar, se aproveche un error de expresión de alguna de las partes y toda la discusión se convierta en una guerra de definiciones y todo se reduzca al significado de una palabra que no tiene ni por cerca la importancia de la razón por la cual se está discutiendo, que además, en realidad, nunca se expresó o se hizo disimuladamente. Cuando pasa eso, es un ejemplo claro de discutir por algo que no es la verdadera razón del problema, y donde “ganando” esa discusión seguro que pierden los dos. Esto puede pasar muchas veces cuando una de las partes entiende que está discutiendo un sin sentido, en vez de detenerse y replantear lo que está pasando, lleva la discusión a ese detalle, casi por orgullo me atrevería a decir, donde siente que está discutiendo algo defendible y lógico, no como las excusas que lo llevaron a esa situación.

El tema es que si algo duele, es una zona vulnerable, y si se tiene un problema con eso, lo más probable es que no se lo quiera exponer, que se lo proteja mostrando otros argumentos o razones en las que la persona se sienta mucho más fuerte y confidente. Claramente, al fin y al cabo se llega a una discusión sin sentido. Esto es un punto clave y centraliza la idea.
Debo reconocer que me pasó más de una vez.
Me parece que si una pareja vale la pena (esta frase: “vale la pena”; es una bomba, ya la voy a comentar en otro momento) entonces es cuando más sentido tendría exponer esa parte débil, conversarla para buscar la mejor solución y no deteriorar la calidad de la relación peleando por un número de razones sin sentido real.

El resumen es que antes de pelearse o discutir con una pareja hay que ser muy sincero con uno mismo primero, entender que es lo que realmente le molesta, aunque se sienta un tonto aceptándolo y una vez que uno se haga amigo de esa parte suya, contarla a su pareja. Y acá hay un punto fuerte que destacó mientras hablábamos, contarle a su pareja. Contarse el uno al otro lo que pasa, ni siquiera diciéndolo. Yo te cuento y vos me contás. Nos contamos.
 
Cada uno que lea esto, que tome lo suyo.

EDIT 03/11/10: Lo escribí Vale la pena.


jueves, 11 de julio de 2013

Argentinos

Somos capaces de mucho más. Tenemos muchísimo talento. Lo que faltan son huevos.

domingo, 18 de noviembre de 2012

El mejor libro del mundo


El mejor libro del mundo, la mejor foto del mundo o la mejor "cosa" que se pueda representar con una imagen, un sonido, un video o casi cualquier formato creado por las personitas humanas, es susceptible de ser el mejor de su clase.

Si, ya se que no estoy expresando una verdad oculta y deslumbrante. ¿Pero qué tal si digo que esa mejor creación de la humanidad, que técnicamente siempre podría ser superada, podría ser creada a partir del azar? Sin ningún tipo de amor, pasión o movimientos magistrales.

¿Cuánto valdría un libro escrito por un gran autor en comparación a otro libro, mucho mejor, escrito por una computadora? Peor aún, escrito por una computadora que simplemente lo escribió poniendo palabras una a continuación de la otra sin ningún tipo de inteligencia o razonamiento que defina esa secuencia.

Es decir, si alimentamos una computadora con todas las palabras del diccionario y creamos un programa que genere secuencias de palabras, en todas sus combinaciones posibles, de forma de escribir libros de una cierta cantidad de hojas, uno de estos libros, será una de las creaciones literarias más grandes de la humanidad.

Podría ser un libro que haga llorar, emocionar, cuestionarnos todos los aspectos importantes de nuestras vidas, ayudarnos a mejorar y contribuir a nuestra sociedad. Técnicamente...


martes, 22 de mayo de 2012

Querer es (el) poder

Siempre pensé que la frase “Querer es poder” era un poco ingenua. Desde chico deseé tremendamente poder volar (en sentido literal), pero por más que quisiese, no poseería los poderes necesarios, salvo que fuese de nativo de Kriptón, pero no es el caso.
Claramente, esa no era una respuesta esperable para una frase típica, repetida sin mayor análisis, como la recién mencionada.




El tema es que puede ser que yo lleve 3 décadas y media equivocado.
Explico: Una gran frase a mi gusto es “el conocimiento es poder”. Empiezo a pensar que la idea es la misma para el caso de “querer es poder”.
En el primer caso no hay posible confusión, pero en el segundo, si la hay, aunque para mi no la había, ya que la interpretación era una sola. Ahora también sigo pensando que hay una sola, pero es la que acabo de descubrir. Es que me gusta más...

En un flash mental decidí que la frase “Querer es poder” ya no significa que si quiero voy a poder, significa que mi energía puesta en querer me da poder.

The Pursuit of Happyness, es una película que vi, de mala gana, hace varios años ya. A pesar de ser con Will Smith, es un peliculón, drama biográfico. La recomiendo.
Como me suele pasar, me olvido totalmente de lo que pasa en las películas que veo, pero me quedo con frases, y esta película me dejó una que no me olvidé más:

- Eh! Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿de acuerdo?
- Ok.
- Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tu tampoco puedes. Si quieres algo ve a por ello y punto.

Obviamente la guglié, para poder transcribirla literal, pero no me la olvidé más. Y de hecho, escuché muuuchas veces decir cosas como “no se puede”, “si no tenés mucha guita (dinero), olvidate, es imposible”, “para eso tenés que tener mucha suerte”, déjenme decirles que la suerte favorece a los preparados.

Las limitaciones para obtener las cosas físicamente posibles que deseamos están sólo en nosotros. Es algo que hay que entender profundamente, no se soluciona leyendo un blog en internet que lo diga.
Es sólo en el momento que entendamos que sólo podremos conseguir algo importante para nosotros y nuestra vida, si verdaderamente lo deseamos. También aplica a cosas poco relevantes como un celular o una bicicleta, pero en esos casos el reto es leve.
Hablo de encontrar un trabajo que no sólo rinda dinero, si no también satisfaga la pasión. De sobrepasar una limitación física, de aprender cosas nuevas que pensamos que nunca podríamos, de alcanzar sueños abandonados por cumplir a rajatabla la ley del menor esfuerzo.

Esto es una concepto tan poderoso que podría hacernos millonarios, o pobres.
El conocimiento de este tipo de cosas de la vida nos da poder sobre ella y sobre nosotros, nos permite ser nuestros propios dueños. Querer fuertemente conseguir algún objetivo, ya nos hace súper poderosos.




Si querés algo, buscalo. El resto son sólo excusas.

lunes, 17 de octubre de 2011

Ella

Nada detenía su movimiento. Ninguna fuerza se oponía a su trayectoria. El universo era suyo. Era su casa, por la que andaba desnuda y sin vergüenza.
Implacable. Indiferente. Insensible. Impasible.
Nada parecía importarle. Ni siquiera los eones que llevaba perdida.

Por fuera se la veía brillante. Orgullosa. Majestuosa.
Por dentro estaba vacía. Apagada. Sucia. Llena de olor a muerte.

Pero el universo, por más grande que sea, tarde o temprano enfrenta a los cuerpos que lo circulan en espectaculares encuentros.

El campo gravitacional de un planeta gaseoso acarició su masa. Lentamente curvó su trayectoria y la empezó a atraer hacia él. No la iba a soltar.

Paulatinamente el calor la fue acobijando. Luego comenzó a ablandarla. Más tarde la incineró.

Nadie lo notó. Probablemente, ni ella misma.

Su paseo sin rumbo había terminado acaloradamente. Por cierto, de la misma forma que había comenzado.


Dawn of the Dead

Después de ver el video de esta canción:


Pareciera que el mundo no tiene salvación.

Es sorprendente como un bajísimo porcentaje de la población, sólo por el hecho de estar estratégicamente ubicada (cada uno en su zona) puede cambiar el curso de todo la humanidad.

Para rematarla, cuando terminó, me apareció una publicidad de CFK al lado!! chan

domingo, 18 de septiembre de 2011

Saber lo que uno quiere. Arma de doble filo.

¿Qué estaría más bueno? ¿Saber que es lo uno quiere o saber lo que uno no quiere?
Por bastante tiempo pensé que yo sabía que era lo que si quería, también sabiendo un poco que era lo que no quería, pero de todas formas, mucho más centrado en lo que sí que quería y fuera del camino de lo que no quería.
El tema es que al final estoy bastante más ubicado en un lugar que antes no quería, que en uno en que sí quería. Pero eso no es necesariamente malo.
Lo malo de saber lo que uno quiere y conseguirlo, creo que sería que no habría sorpresas, no habría momentos inesperados que produzcan cambios importantes. Todo sería demasiado planeado. No se si alguien puede saber tan claramente lo que quiere como para hacerse un plan, que podría no ser el adecuado.
Saber lo que uno quiere es casi como vivir de acuerdo a un plan que lo tiene a uno mismo, y no como si uno tuviera el plan.
Tener muy claro lo que uno quiere, o mejor dicho, pensar que se tiene muy claro lo que uno quiere, podría llevar a conseguirlo, lo que podría ser una gran catástrofe.
Lo bueno de saber lo que uno no quiere, es que puede evitar esos caminos e ir eligiendo otros que ofrezcan diferentes alternativas y que un día una de esas complete alguna parte de las varias cosas que se buscan.
De esta manera, la vida tendría muchas más sopresas, y lo que es mejor, siempre se estaría a tiempo para tomar cualquiera de esas cosas con una etiqueta de “esto no lo quiero” y tacharle la parte del no. Guiarse por lo que uno no quiere abre un abanico tremendo de oportunidades y cosas nuevas en las que a lo mejor ni se había pensado.
En cambio, tener un plan, que al final lo tiene a uno, puede ser el camino perfecto para levantarse un día y darse cuenta de que la cagó.
Y eso es algo que no quiero.