sábado, 14 de septiembre de 2013

Todo lo que usted diga será sacado de contexto y usado en su contra

Hace poco estuve charlando con un amigo psicólogo del tema de las discusiones. Pero más que nada, las discusiones en las parejas.

La idea de la conversación era que muchas veces, en una discusión, cuando se discute, no se discute por la verdadera razón que se argumenta durante la discusión (dije muchas veces discusión, no?) si no por otras razones ocultas.
Si se expresara la verdadera razón de lo que está pasando, probablemente no habría nada que discutir, o por lo menos, no habría tanto sobre qué hacerlo.

El problema es que si se encara una situación apoyándose en argumentos en los que uno busca tener la razón y en los que se siente seguro y no en el único argumento o aspecto que le molesta, entristece, hace doler o lo que sea, no necesitaría entrar en una confrontación de razones, un tire y afloje. Su queja sí tendría sentido. Puede que haya otros casos donde alguno de los dos esté buscando un roce, pero en realidad lo que busca es testear la solidez de la pareja. Pero ese es otro tema.
¿Qué se le podría decir a una pareja que te dice “esto me duele”? Contra eso no se puede discutir ni pelear.
Puede ser que lo que le genera el dolor a una de las partes sea algo que forma parte de la vida del otro y pretender un cambio en ese aspecto sea mucho pedir. Pero no es algo que se pueda discutir.
Quizá puede generar enojo, por impotencia por ejemplo, pero no mucho más que eso. Discutir propiamente dicho sobre un sentimiento, no tiene sentido. Si alguien te dice que le duele la cabeza, no podés estar en desacuerdo. Aunque es importante destacar que el tono en que se diga juega un papel clave, porque podría pasar de ser una confesión a ser una acusación.

Si en cambio, se plantea una serie de argumentos y se intenta convencer a la otra parte de que esos argumentos son válidos, es mucho más probable que se entre en una discusión. Lo peor de todo, es que son muy bajas las chances de que alguien salga ganando. Si alguno de los dos es muy buen desarticulador de los fundamentos del otro, probablemente “gane” la discusión, pero verdaderamente pierden los dos. La razón de esto es que el dicho ganador no llega realmente a permitir que su pareja conozca las razones de su malestar ni se permite conocer las del otro, además no soluciona el verdadero problema y para colmo, deja a su pareja en una situación de disconformidad que pronto saldrá a flote otra vez.
Discutir no es tan malo, puede ser que a veces una sana discusión sea necesaria, lo malo es discutir por los argumentos expuestos y no por las razones que realmente están afectando a alguno o a los dos inclusive. Porque no solo se desgasta la pareja, si no que además no se soluciona el problema.

Otra cosa interesante de la que hablábamos es de cuando en el medio de la discusión, en el momento en que el rumbo ya está perdido y hasta se podría haber llegado a una situación donde se digan cosas con intenciones de lastimar, se aproveche un error de expresión de alguna de las partes y toda la discusión se convierta en una guerra de definiciones y todo se reduzca al significado de una palabra que no tiene ni por cerca la importancia de la razón por la cual se está discutiendo, que además, en realidad, nunca se expresó o se hizo disimuladamente. Cuando pasa eso, es un ejemplo claro de discutir por algo que no es la verdadera razón del problema, y donde “ganando” esa discusión seguro que pierden los dos. Esto puede pasar muchas veces cuando una de las partes entiende que está discutiendo un sin sentido, en vez de detenerse y replantear lo que está pasando, lleva la discusión a ese detalle, casi por orgullo me atrevería a decir, donde siente que está discutiendo algo defendible y lógico, no como las excusas que lo llevaron a esa situación.

El tema es que si algo duele, es una zona vulnerable, y si se tiene un problema con eso, lo más probable es que no se lo quiera exponer, que se lo proteja mostrando otros argumentos o razones en las que la persona se sienta mucho más fuerte y confidente. Claramente, al fin y al cabo se llega a una discusión sin sentido. Esto es un punto clave y centraliza la idea.
Debo reconocer que me pasó más de una vez.
Me parece que si una pareja vale la pena (esta frase: “vale la pena”; es una bomba, ya la voy a comentar en otro momento) entonces es cuando más sentido tendría exponer esa parte débil, conversarla para buscar la mejor solución y no deteriorar la calidad de la relación peleando por un número de razones sin sentido real.

El resumen es que antes de pelearse o discutir con una pareja hay que ser muy sincero con uno mismo primero, entender que es lo que realmente le molesta, aunque se sienta un tonto aceptándolo y una vez que uno se haga amigo de esa parte suya, contarla a su pareja. Y acá hay un punto fuerte que destacó mientras hablábamos, contarle a su pareja. Contarse el uno al otro lo que pasa, ni siquiera diciéndolo. Yo te cuento y vos me contás. Nos contamos.
 
Cada uno que lea esto, que tome lo suyo.

EDIT 03/11/10: Lo escribí Vale la pena.


1 comentario:

  1. Es necesario hacer una distincion entre ganas y ocasion de discutir. La 1º surge repentinamente y lleva al fracaso, ya que el unico fin es hacer una "descarga emocional" por un conjunto de sentimientos acumulados q de pronto brotaron todos juntos: nadie gana, todos pierden, 1 punto menos para la pareja, q queda desgastada. En cambio, cuando se da la ocasion, surge de común acuerdo, es la posibilidad de 2 personas coherentes q tienen la opcion de intercambiar ideas, Expresarse, mas alla de llegar a un acuerdo, indefectiblemente, lleva a la refexion y eso, es lo q llamo diálogo. El resultado: todos ganan, punto para la pareja, q se reacomoda, una epsecie de "actualizacion" de programa, en ese idioma q vos entendes mejor q yo...

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