sábado, 25 de diciembre de 2010

Las películas pal’ cine

Que fácil es comerse la cabeza. Durante mucho tiempo, meses diría, estuve pensando en un tema específico. Era como una ruedita de hamster en mi cabeza que giraba pero no avanzaba, y ese giro continuo, a pesar de no generar movimiento, me consumía muchísima energía.
(estamos súper seguros, pero en realidad estamos en bolas)
Muchas veces damos por sentadas cosas que imaginamos solo tomando un ápice de información y construimos algo enorme, sólido y que nos creemos ciegamente. A veces usando la razón, a veces la imaginación o fantasía y en el peor de los casos todo junto. Y digo peor de los casos por que se crea una fantasía que suena totalmente lógica. Pasa a ser una verdad. Les voy a poner un ejemplo: Supongamos que nuestra tasa preferida aparece rota. Podemos hacer 2 cosas. 1) Putear un poco, aceptarlo, comprar otra o no, pero seguir con nuestra vida. 2) Entre cerrar los ojos, hacer un pseudo pucherito y suponer como pasaron las cosas, creérnoslo, y tratar mal al que seguro la rompió hasta que confiese por cuenta propia su crimen.

Lo peor de estas películas, es que tienen botón de rebobinar, así que se pueden volver a ver una y otra vez. Además como somos los directores, siempre podemos hacer los retoques que queremos, agregar escenas nunca vistas y comentarios del director. Esta es una mala práctica.
Más de una vez me encontré a mi mismo, o a amigos que buscaban un espectador, dirigiendo largometrajes formidables que serían merecedores de los mejores galardones cinematográficos, pero que en realidad sólo nos hacen perder el tiempo y la cabeza. Mi recomendación es que si en algún momento se ven atrapados en una de estas situaciones, traten de tomar consciencia y paren la mano, tienen todas las de perder. Si quieren mi sincera opinión, les digo que para mí en algún caso le vamos a pegar y nuestra corazonada va a estar correcta, pero lo más probable es que la mayoría de las veces estemos equivocados. E inclusive, si en algún momento estamos en lo correcto, probablemente terminemos delirando y agregando más escenas irreales. Una solución a esto es hablar con la o las personas que estén interpretando papeles protagónicos en nuestra película, pero cuando esto no es posible, muchas veces la mejor solución es simplemente no enredarse y continuar.

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