lunes, 4 de octubre de 2010

A veces de noche, enciendo la luz para no ver

Cuando estaba el colegio, el profesor de Lengua y Literatura nos explicó que en la mitología romana, las "Furias", eran personificaciones femeninas asquerosas que perseguían a la gente a fin de hacerlas pagar por sus fechorías. Yo no he cometido muchas, pero de todas formas, he conocido a estas Furias.


El problema es que en muchos casos, nosotros no cometimos ningún mal a nuestro querido prójimo, pero de todas formas, tenemos pensamientos que no atormentan. O dicho de otra manera, hay pensamientos que nos tienen a nosotros, nos atormentan. No nos quieren soltar.
Pero estos pensamientos, no solo nos tienen, si no que nos tienen donde nos quieren. Cuando estamos distraídos, no molestan, pero cuando menos los esperamos o bajamos la guardia, se nos vienen encima. Son muy astutos...

En mi experiencia, uno de esos momentos es el instante siguiente a apoyar la cabeza en la almohada y 
cerrar los ojos para dormirnos. Automáticamente luego de cerrarlos.

La que se viene... ¿Otra vez sopa? Ya pensamos y ya pasamos por esto ayer, antes de ayer y antes de antes de ayer, etc, etc. y todas las veces fue lo mismo, no sabemos como lo vamos a solucionar, muchas veces no lo podemos solucionar, o peor, muchas veces, el fondo, no lo queremos solucionar.

Hay muchas definiciones, éstas son algunas:

Problema:
- Discrepancia entre un estado actual y un estado deseado.
- Cuestión o punto discutible que se intenta resolver.
- Situación de difícil solución.

Muchas veces escuché que si no había solución, entonces no había problema. Seguramente a vos también te lo habrá dicho alguien alguna vez. ¿Qué pensaste cuando te lo dijeron? A los efectos prácticos, no siempre es así, ¿no te parece?


Si no tiene solución, no se si será un problema o no, pero según la primera definición, sí lo es.


Volviendo al tema, las Furias nos persiguen, no nos queda más Raid "las mata bien muertas" y de todas formas ya sabemos que con eso no se mueren, ya lo intentamos, así que va a haber que probar algo nuevo. Si no son Furias, será tu socio, tu pareja, tu hijo, tu perro, tu gato, tu vecino, siempre alguien hay.

Cuando nos acostamos y cerramos los ojos es porque nos queremos dormir, no queremos entrenar nuestra capacidad delirante de darle vueltas infinitas a nuestros problemas. No es el momento tampoco. Es el momento de dormir.


La forma en la que pude encontrar una solución a este tema es no pensar en mis problemas cuando lo que quiero es dormir.

La idea es que cuando me acostaba y cerraba los ojos y se me venían todas estas cosas a la cabeza, con tranquilidad pero con determinación, me decía a mi mismo "este no es el momento de resolver este problema, ahora quiero dormir, en otro momento me voy a ocupar, pero ahora quiero dormir".


Los pensamientos van a volver, lo que no hay que hacer es tomarlos y continuarlos. No hay que desarrollar las ideas, no hay que entrar en ese remolino. Los problemas se arreglan durante el día, no a la hora de dormir.
Una vez me levanté, anoté los puntos importantes que me surgieron en la cabeza y los retomé al otro día, me pude ir a dormir sabiendo que al día siguiente podía retomar el tema.

Puede ser que no salga a la primera, pero la práctica hace al maestro. El poder de terminar con este calvario de dar vueltas en está en la cabeza de cada uno.

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