lunes, 14 de marzo de 2011

Los pueblos tienen los gobiernos que se les parecen

Por una de esas cosas de la vida me tomé un taxi, pido perdón a mi auto y dejo por escrito que el viaje no fue lo mismo sin él.

La cosa es que el tachero agarró un pozo horrendo con el taxi.

- Estos hijos de puta dejan las calles hechas mierda. No les importa nada.
- Si la verdad es que están bastante mal. - Dije mientras lo acompañaba en el sentimiento.
- Son todos unos corruptos. Son todos vivos. - Remató mi conductor.

Lo más llamativo de esto fue que el pozo lo agarró a bastante velocidad por haber acelerado alegremente para pasar un semáforo en naranja (se hace mezclando el amarillo y el colorado)

Una vez, un tipo que la tiene, a mi entender, bastante clara, me dijo:

- Diego ¿sabés que pasa? Los políticos, los policías, los aduaneros, etc. son todas personas, que fueron al mismo colegio que vos, que tu vecino o que tu amigo. Todos son parte de las misma sociedad en la que crecieron igual que sus vecinos. ¿Cómo esperamos que no sean corruptos, si el argentino es corrupto?

La cosa es que la sociedad capitalista empuja en sus integrantes, que en realidad son las células que la componen y sostienen, a una búsqueda de poder inherente al sistema. No separemos a la sociedad de las personas, la sociedad es las personas. La sociedad no tiene la culpa de lo que pasa, las personas son las responsables. Las personas son las corruptas, no los políticos. Primero son personas, después son corruptos, después son vendedores de zapatos que no hacen la factura cuando venden, tacheros que tiran veinte pe para safar de una multa, políticos que manipulan una licitación, etc, etc.


No nos confundamos, no estoy justificando la corrupción. Sólo estoy tratando de entenderla. Tampoco comparo coimear a un policía para no pagar una multa con usar fondos destinados a educación para hacerse una casa con pileta.
Pero en definitiva todos somos más o menos corruptos dentro de las posibilidades que nos brinda el entorno en que nos manejamos.

Por suerte existieron, existen y existirán personas honorables que no tendrán este comportamiento, pero es muy poco probable que su ejemplo sea visto, son la minoría. Además, tienen pocas chances de llegar a ocupar un puesto donde la sociedad se pueda beneficiar de su correcto proceder. El resto no lo permitiría, atenta contra el negocio.

La resignación y aceptación de este fenómeno es tal, que más de una vez he escuchado decir: "¡Que roben, pero que por lo menos hagan algo por el país también!".

El poder corrompe, pero no es necesario, ya lo tenemos en la sangre.

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