lunes, 28 de febrero de 2011

Matar el tiempo

Matar el tiempo es como hacer una torta tremenda y tirarla al barro. No, me quedé corto. Digamos que es como trabajar un mes, cobrar el sueldo y gastárselo todo de una en tickets de una lotería que el premio mayor no supera tu sueldo. No, me quedé corto otra vez.
Ya se que pasa, estoy queriendo buscar una comparación para algo que es incomparable.


Matar el tiempo es tirar o desperdiciar algo valiosísimo que no hay posibilidad de recuperar. Sólo se puede hacer un mejor uso del que nos queda, pero nunca recuperarse. Sí sí, ya sé que no es un ninguna verdad revelada para vos, pero yo soy más lentito y no me llega mucha agua al tanque.

Matar el tiempo es como matar a la gallina de los huevos de oro. Cuánto más productivos seríamos si aprovecháramos el tiempo en vez de matarlo. En el bondi o en el tren, leer o estudiar en vez de mirar todos los días por la misma ventana.
Haciendo zapping donde lo único bueno de tener muchos canales no es el contenido, si no que la vuelta del zapping es más larga. (El zapping es el monumento a la quedadéz)

Iba a poner muchos más ejemplos de cosas productivas que se pueden hacer en vez de, hasta me cuesta decirlo, matar el tiempo. Pero me acabo de dar cuenta que ninguna de esas era tomarse un poco de tiempo para uno mismo.
Todas eran referentes a hacer cosas con cosas, desde libros hasta escobas, todas cosas “externas”.

¿Y si al final el otro extremo es (no tomar literal) aunque suene un poco agresivo, matarnos en poco tiempo?
Ya del otro lado, donde aparecen los workaholics, las adicciones a internet y sus redes sociales o la búsqueda acelerada de algo para hacer tan conectada con “la cultura de la inmediatez” que nos culturiza hoy, donde siempre se está haciendo algo, etc

No es lo mismo estar sentado mirando por la ventana del colectivo mientras charlás con vos mismo que matando el tiempo. Sólo que desde afuera puede que sea difícil notar la diferencia.


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