jueves, 28 de octubre de 2010

Un día de camping - 3ra parte


Sostuvo con fuerza un pedazo de madera de una silla rota y se lo clavó repetidamente en el pecho. El farmacéutico seguía vivo, o por lo menos no dejaba de moverse. Víctor estaba fuera de sí. Subía y bajaba su brazo violentamente, una y otra vez. Las astillas de la madera se unían a la piel de su mano. Solo logró conseguir detenerlo al errarle al pecho e incrustarle el pedazo de madera a través de un ojo. Él no lo notó en ese momento, no hasta después de haberle acertado 5 o 6 golpes más. Nunca se podía estar del todo seguro de todas formas.
Salieron de la farmacia, la ciudad ya no estaba tan desierta, media docena de seres mutilados los buscaba. Habían escuchado los gritos y golpes.
Víctor la tomó de la mano y entró corriendo al edificio aledaño. Subieron por las escaleras perseguidos por una estampida de grotescos personajes poseídos. Llegaron a la azotea y pudieron cerrar la puerta tras de si.
Sally no podía respirar, un ataque de histeria la dominaba por completo. Víctor trataba de calmarla, pero él tampoco estaba bien.
Los golpes en la puerta de la terraza no cesaba. Era probable que esas cosas sigan intentando entrar hasta que lo consiguieran.
Pasaron unos minutos cuando Sally dijo:

- Víctor. Tu herida se ha vuelto a abrir, pero no veo que haya sangrado.

Víctor entendió rápidamente que era lo que pasaba. Comenzó a palpar su cuerpo, sólo entonces ahí reconoció los pedazos de carne que le faltaban, producto de los mordiscos que le pudo atinar el farmacéutico. Le esperaba un futuro negro. Solo que él todavía no lo había aceptado.
Debía mantenerse firme, no podía dejar a Sally atrapada en esa azotea rodeada de estos asesinos desenfrenados.
El sonido de un helicóptero llenó de esperanzas sus golpeados corazones. Gritaron con todas sus fuerzas. Era la cruz roja. Los había visto.
Sally lo abrazó.

- Nos vamos a salvar. Nos vamos salvar. Es la cruz roja.

Las lágrimas brotaban de sus ojos mientras sonreía buscando un gesto afirmativo por parte de él. Estaba tan afectada que todavía no terminaba de entender que significaba ese helicóptero. Necesitaba que él le dijese que sí, que se iba a salvar como ella quería creer. Pero él no iba a correr la misma suerte. Ahora que ella ya no lo necesitaba, que iba a ser rescatada, se podía entregar a su realidad. Bajar los brazos. Aceptar que esas mordidas, su herida que no sangraba, su color de piel que ya había comenzando a cambiar, no se iban a quedar ahí, se iban a ir con él. Prendidos de su espina en una fusión implacable.

- “Tomen el chaleco, introduzcan la cabeza y pásenlo por debajo de sus brazos.”

Ambos escucharon la órden. La ayudó a ponérselo, pero no se colocó el de él.

- Vic, ponte el tuyo. Vamos, póntelo. No me haga esto. Victorrrrrrr

Victor no quería convertirse en eso estando tan cerca de ella. No quería atacarla. No quería lo que le estaba pasando.

- “Señor, tome el chaleco, pase la cabeza por el medio y póngalo debajo de sus brazos”

Ello lo miró devastada.

- Ok Sally, iré contigo.

A lo mejor no era el momento de dejarla sola. O no quería aceptar que había llegado el suyo. Como sea, la iba a acompañar.
La puerta finalmente cedió.
Ya no era media docena, si no varias docenas los que salían de esa puerta. El piloto vio la ola asesina que se desplazaba hacia ellos y no tuvo alternativa más que hacer trepar el helicóptero.
Víctor apenas había llegado a ponerse el chaleco. Pero el tiempo no alcanzó, la nave no llegó a elevarse lo suficiente. Víctor levantó las piernas, pero a ella la agarraron del tobillo, del cual uno de ellos colgaba, y a su vez varios más colgaban de él.
El rostro de Sally expresó el horror que la invadió con mayor claridad que sus palabras de pedido de auxilio.

Víctor cerró lo ojos. Respiró hondo. Abrió sus ojos, otra vez vidriosos, que no le permitían ver claramente a Sally. Apretó los dientes e hizo lo que tenía que hacer. Se sacó el chaleco y se lanzó sobre sus enemigos. El hombre del helicóptero gritaba que no lo haga, pero ya era tarde.
Víctor cayó sobre ellos y con la misma furia embravecida con la que forcejeaban golpeó brutalmente al captor de Sally. Una y otra vez golpeó su cabeza. Sintió como se fracturaba la mano y el terrible dolor que le causaban las múltiples mordidas que recibía en todo su cuerpo. Gritó tan fuerte como el sentimiento de ira que lo llevaba a seguir golpeando la cabeza de ese maldito monstruo.
Consiguió desprenderlo y cayero al suelo. Sally estaba libre.
Víctor siguió golpeando la cara del cuerpo inerte de ese demonio que osó tomarla del tobillo, mientras seguía siendo atacado por el resto. Continuó golpeándolo repetidamente, con toda su fuerza, hasta caer inconsciente y en ese momento todo terminó para Víctor. Él, ya no era él.

Inesperada 4ta parte!

4 comentarios:

  1. Impresionanteeee, como se nota que las peliculas influenciaron esta escritura. La verdad que la ciencia ficcion es tu fuerte se nota encima que te gusta escribir y por eso te mandaste 3 partes, aparte que te sale excelente. Ahora mas te vale seguir eh.
    Muy bueno la verdad te felicito.

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  2. El uso de recursos desborda la escritura. Simplemente me comi el texto, como si yo fuese uno de los monstruos. Mi corazon se agitaba mientras las palabras pasaban. Leia mas y mas rapido, sin dejar de lado los nervios q sentia. Muy buena "pelicula", porque fue eso. Simplemente mientras leia, mi imaginacion volaba creando cada una de las escenas.

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  3. si lo que querias era atraparme, lo lograste muy eficientemente. Eso es lo q importa, atrapar al lector o al expectador. AHi es cunado el libro es bueno

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  4. Gracias! Me alegro que les guste. Después de semejante comentario voy a tener que esforzarme más para los próximos!! jajaja

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